Yo sin niños no soy nada,
¡Solo un patio de cemento!
Pero al escuchar los timbres
en un parque me convierto.
Ellos salen como locos,
sobre mí pasan corriendo,
y sueño que tengo árboles
y que sus juegos refresco.
Ya me acostumbré a sus gritos,
y me molesta el silencio.
¡Quiero que vuelvan los niños!
Solo así estaré contento.
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